LA MADUREZ ESPIRITUAL (Colaboración de Enrique Méndez)
LA
MADUREZ ESPIRITUAL
Hebreos
5:11-14.
En
la actualidad estamos acostumbrados a que todo se da automáticamente
y sin esfuerzo. La tecnología nos ha llevado al ahorro de tiempo de
muchas formas llevándonos a pensar que otras áreas de nuestra vida
también pueden evolucionar de forma automática. Consciente o
inconscientemente queremos llevar ésto a lo espiritual y anhelamos
tener sabiduría, conocimiento y experiencia sin esforzarnos ni
esperar por ello, queremos llegar a tener madurez sin pasar por el
proceso que conlleva haciendo que quedemos como niños espirituales
sin crecimiento.
La
Palabra de Dios nos enseña a compararnos con un niño, no por su
inmadurez, sino por su malicia: “Hermanos, no seáis niños en el
modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el
modo de pensar”.1 Corintios 14:20. El que es inmaduro o un niño
espiritualmente es dependiente de los demás y guiado por las
palabras de otros y no puede discernir entre lo bueno y lo malo ni
puede hacer elecciones correctas porque le falta sabiduría para
hacerlo. También se caracteriza porque no busca estudiar la Biblia
sino que quiere la clara explicación de otro para no esforzarse,
solamente cree lo que le dicen sin buscar validar las enseñanzas con
la Biblia.
Al
niño le falta conocimiento para distinguir lo bueno y lo
malo, sobre todo en estos tiempos que hay un sin fin de enseñanzas
que de momento parecen buenas, pero realmente no lo son, y pueden ser
engañados fácilmente por personas perversas las cuales buscan dañar
antes que edificar.
El
niño es caprichoso, busca siempre conseguir lo que le agrada o
le llama la atención y no se pone a reflexionar si es necesario para
su vida. Así mismo los inmaduros le piden a Dios cosas que si no se
les concede comienzan a estar enojados con Dios y dejan de asistir a
la Iglesia, culpa a los demás, no acepta su culpa y se siente
agredido cuando es confrontado por la palabra.
Consecuencias
de la inmadurez espiritual: Estas
actitudes nos llevan a tener dificultades, enemistades, pleitos y
llegar a la división como lo vemos en 1 de corintios 3, donde decían
que uno era de Apolo, otro de Cristo y otro de Pablo, debido a su
inmadurez espiritual. Son manejados por cualquier persona. Dice en
Efesios 4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por
doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que
para engañar emplean con astucia las artimañas del error.
Esto
es un problema que afecta en todas nuestras áreas de la vida no
solamente en la iglesia, cuando no tenemos la madurez espiritual
comenzamos a afectar todo nuestro entorno y hacerlo nocivo tanto para
nosotros como para el resto a nuestro alrededor. Si somos inmaduros
puede afectar nuestro matrimonio, nuestra familia, nuestro trabajo y
nuestro entorno social al grado de crearnos amargura por no conseguir
lo que queremos y dañamos a los que nos rodean por que la amargura
se contagia.
Rumbo
a la madurez espiritual. El camino hacia la madurez es el
alimento bíblico sólido, que no consiste primeramente en aumentar
nuestra inteligencia, sino en hacernos obedientes.
No
debemos de quedarnos en las doctrinas básicas sino seguir adelante,
Hebreos 6:1: Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de
Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el
fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios.
¿Porque
no obtenemos la madurez espiritual en forma automática
como la física?
Se
requiere de un deseo genuino de crecer, buscar a Dios y obedecerle
con humildad y querer amoldar nuestra vida a la Palabra de Dios.
Tenemos que estudiar y meditar, pasar tiempo a solas con Dios para
entender y escuchar lo que Dios requiere de nosotros y así depender
y confiar en el y aceptar su voluntad en nuestras vidas (Isaías
55:8-11).
Síntomas
de madurez espiritual
Tener
autodominio, saber pasar los momentos de sufrimiento, interesarse por
el bienestar de los demás, tener perspectivas de largo alcance, ser
responsable, aceptar la corrección, depender de Dios, llevarse bien
con los semejantes, Identificarse con los demás y su situación.
Conclusión:
Debemos de esforzarnos día a día en crecer espiritualmente y no
esperar a que la madurez llegue por sí misma, esforcémonos para
llegar a la estatura de Cristo que es nuestra meta. Efesios 4:13
“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de
la plenitud de Cristo.”
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