¿POR QUÉ LA SALVACIÓN ES POR GRACIA?
¿POR QUÉ LA SALVACIÓN ES POR GRACIA?
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La doctrina cristiana se encuentra fundamentada en el
reconocimiento de que Jesús es el hijo de Dios que vino al mundo para salvarnos
de nuestros pecados, sobre lo cual ya habíamos escrito anteriormente. Sin embargo, el principio anterior está anclado al entendimiento de la gracia, en que Jesús dio su vida por nosotros porque es él es bueno, sin considerar nuestro mérito. Así que, a continuación se explicará en
qué consiste la salvación por gracia y por qué Dios decidió que fuera así.
“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no
hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos
se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no
hay ni siquiera uno.” (Romanos 3:10-12)
El primer punto para entender la salvación
por gracia es saber que no hay un solo ser humano que sea bueno delante de
Dios por sus propios méritos. Tal vez, bajo nuestro criterio natural podemos
considerar que hay personas buenas y malas, pero bajo los criterios bíblicos
nadie es bueno, simplemente
hay unos menos malos que otros, pero todos malos al fin, pues así
como hay homicidas y violadores, también hay chismosos y mentirosos, todos
igualmente malos ante los ojos de Dios.
“Porque la paga del pecado es muerte, más
la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
(Romanos 6:23)
Entonces, como toda la humanidad es pecadora, la
Biblia nos enseña que la única forma de ponernos a cuentas con Dios es con la
muerte, es decir, que la única forma de pagarle por los pecados que hemos
cometido es con nuestra vida, porque la paga del pecado es muerte. Significa
que la sangre y la vida son la única moneda de cambio que Dios acepta para
limpiar los pecados. El problema es que como seres mortales que somos, si ponemos
nuestra vida a cambio de los pecados no podemos volver a tomarla y entonces ahí
acabaría nuestra historia.
Por esa razón el pasaje anterior nos dice que la
dádiva, es decir, el regalo de Dios para la humanidad es la vida eterna en
Cristo Jesús. De lo que podemos sacar dos enseñanzas, la primera es que si el
regalo de Dios es la vida eterna a través de Jesús, significa que la muerte a
la que se refiere no solo es la muerte física del cuerpo, sino la espiritual,
es decir, una existencia eterna lejos de Dios. La segunda enseñanza es que la
vida eterna es un regalo que recibimos por medio de Cristo Jesús. Lo que nos
lleva al siguiente punto, a explicarnos por qué Dios decidió darnos tan
preciado obsequio:
“Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos
hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios
2:8-10)
Uno de los puntos clave para entender la
salvación por gracia es saber que no es por obras para que nadie se gloríe, es
decir, para que nadie tenga de qué presumir y por lo tanto, nadie se sienta
superior a otros. Hay muchos tipos de buenas obras, las cuales son descritas en
de forma más específica en los últimos capítulos de las epístolas a los romanos
y a los hebreos, las cuales podemos identificar bajo el título de “deberes
cristianos”; las cuales son, por mencionar algunas, ser hospitalarios, atender
a las viudas y a los huérfanos, dar a los pobres, etcétera.
El problema aquí sería poder medir cuáles buenas obras valen más que otras. Por ejemplo, ¿si alguien es muy mal padre pero es una
persona muy hospitalaria vale más que alguien que era grosero con todos pero
que donaba mucho dinero a los pobres? ¿o vale más alguien que atendió muy bien a
su familia pero jamás atendió ni a un huérfano o a una viuda? o ¿a cuántos
huérfanos sería necesario atender para decir que se ha ganado el cielo?
Es por eso que la salvación no puede ser
medida por nuestras obras, porque siempre habría alguien que se consideraría
más merecedor que otros. Así que, si la salvación es por gracia, todos
somos consideramos iguales delante de Dios porque todos recibimos exactamente
el mismo regalo por el mismo precio: la sangre de Jesús, la vida del Hijo de
Dios. Por su puesto, si leemos con cuidado ese pasaje de Efesios, podemos
darnos cuenta que no estamos exentos de hacer buenas obras, es más, fuimos
diseñados para ellas.
Lo interesante es, que Dios preparó
las buenas obras para que anduviéramos en ellas, por lo tanto, cada buena
acción que emprendemos ya no es por nuestros méritos, sino por la gracia de
Dios en nosotros. Cada vez que hacemos uno de los deberes cristianos, como dar
a los pobres, compartir, ayudar a viudas o huérfanos, lo hacemos no para
ganarnos el favor de Dios, porque ese lo hemos obtenido por que Dios nos ama, por el contrario, cuando hacemos buenas obras es porque Dios las diseñó desde antes
para que las emprendiéramos, con el propósito de que nosotros no nos
gloriemos de las buenas obras que hacemos y que por lo tanto, le demos la
gloria a Dios, al único autor de las buenas acciones.
Recapitulando hasta aquí, la salvación es
por gracia, en primer lugar, porque no podemos pagarle a Dios por nuestros
pecados con nuestra propia vida, en segundo lugar, porque las buenas obras no
se pueden medir de forma equitativa entre otros haciendo que unos se sientan más
merecedores que el resto, y en último lugar, porque la gloria, es decir, el
crédito por nuestra salvación debe ser de Dios y no nuestro. Ahora, vamos
a analizar el último punto para entender el por qué de la salvación por gracia, el cual lo
encontramos en la epístola dirigida a los gálatas.
La epístola a los gálatas es una carta de
exhortación dirigida a una comunidad cristiana a la cual ya se le había predicado la salvación por gracia por medio de Jesús, quienes
desafortunadamente habían dejado atrás esa enseñanza y había empezado a justificarse
delante de Dios por las obras de la ley, es decir, por acciones o buenas obras.
A ellos, el apóstol Pablo les dijo:
“De Cristo os desligasteis, los que por
la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” (Gálatas 5:4)
Tratar de poner nuestras acciones para
justificarnos delante de Dios significa desligarnos de Cristo, es decirle a
Dios que consideramos más valiosas nuestras acciones que el sacrificio de su
hijo en la cruz, donde no solo murió por nuestros pecados, sino que lo hizo de
una forma sumamente dolorosa y humillante, justificarnos por obras es menospreciar la obra redentora de
Cristo. Esta debe ser la razón más poderosa para aceptar la salvación por
gracia, porque significa reconocer que no hay nada más valioso que la sangre de
Jesús.
Por último, les dejo el link de una
predicación que recientemente di al respecto sobre la salvación por gracia que espero sea de bendición para ustedes.
Mary Carmen Olague
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