SEÑALES Y PRODIGIOS (Para tiempos de crisis)


SEÑALES Y PRODIGIOS

(Para tiempos de crisis)




Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
(Marcos 16: 17-18)

La actual epidemia de coronavirus ha logrado llegar a tantas partes del mundo y enfermado a los suficientes para que se haya convertido en la total protagonista de las noticias mundiales. El miedo tampoco se ha hecho esperar, tanto a los efectos de la enfermedad como a la recesión económica que le viene acompañando. Son tiempos de incertidumbre, en los que parece que poco podemos hacer más allá de obedecer las indicaciones de confinamiento que se nos han dado.

Como cristianos muchos hemos regresado a pasajes como el Salmo 91 para fortalecer nuestra fe, confiando en que Dios prometió, a todos aquellos que decidimos habitar bajo su abrigo, morando bajo su sombra, que nos libra del lazo del cazador, de la peste destructora, que estamos cubiertos bajo sus alas en donde podemos encontrar seguridad, de modo que no debemos temer a nada, sobre todo a la pestilencia que nos azote en días de oscuridad ni a la mortandad que en medio del día destruya. Que veremos caer a mil y a diez mil al lado nuestro, pero que a nosotros no llegará mientras hayamos puesto a Jehová como nuestra esperanza y habitación.

Hermosa promesa. Definitivamente oportuna para estos momentos de crisis. Sin embargo, la propuesta que ahora traigo requiere ir un poco más allá, el no recurrir a los principios bíblicos únicamente en busca de protección para nosotros y nuestros cercanos. Propongo estos momentos para seguir predicando el evangelio, estos pasajes con los que abrí, nos dice que parte de las señales que siguen a aquellos que creen es que si imponemos manos sobre los enfermos ellos sanarán.

Este pasaje lo encontramos como parte de la gran comisión, cuando Jesús le dijo a sus discípulos que fueran por todo el mundo predicando el evangelio, les prometió que como parte de su predicación, a su palabra le precederían señales milagrosas. Hay mucha gente necesitada del mensaje de salvación que tenemos,  y sobre todo, del poder de Dios que le acompaña.

Pablo por eso dijo que no se avergonzaba del evangelio, porque es poder de Dios (Romanos 1:16). Hablamos de un poder real, no de metáforas ni de cuentos, sigue vivo el Dios que sacó al pueblo de Egipto con muchas señales y prodigios, que alimentó a su pueblo en el desierto en un lugar donde no había alimento. Sigue vivo el Dios que muchos necesitan hoy.

Nuestra labor es mostrarlo, orar por los enfermo y necesitados para mostrarles la gloria de Dios que sigue vigente. 


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