PERFECCIONÁNDONOS EN LA DEBILIDAD

 

PERFECCIONÁNDONOS EN LA DEBILIDAD

 

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Las debilidades son parte inherente de nuestra humanidad, es inevitable que, en ciertos momentos de la vida, nos encontremos ante situaciones que nos hagan ver que no podemos con todo, alguna pérdida, algo en nuestro carácter o personas y problemas con los que no sabemos lidiar.  Aún el apóstol Pablo, quien se atrevía a decir “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1) era una persona con debilidades. Sin embargo, cuando escribió sobre el aguijón en la carne (2 Corintios 12:1-13) nos enseñó que ellas no nos determinan, sino que tienen un propósito.

 

Las debilidades no forman parte de nosotros para humillarnos ni para hacernos sentir incompetentes ante la vida, ni para que formen parte nuestra por siempre. En lo personal, considero que Dios las permite para que no olvidemos que dependemos de él, pero, especialmente, porque son la perfecta oportunidad para que el poder de su divinidad se manifieste en nuestra vida para testimonio y honra suya.

 

En el caso de Pablo, él decía que le había sido dado un mensajero de satanás para que no se gloriara de las revelaciones que le fueron dadas, y que, en las tres ocasiones que le había pedido a Dios que se lo quitara, su respuesta fue:

 

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.

2 Corintios 12:9

 

Muchos han interpretado esa respuesta como un “no”, es decir, como que Dios se negó a quitarle el aguijón. En lo personal, considero que esa no fue la respuesta, pues ese mensajero le había sido dado para evitarle la altivez y la soberbia. Por ello creo que la respuesta de Dios lo llevó a que dejara de apoyarse en sus propias fuerzas para descansar en el poder de divino, el único lugar donde sí le podía ser quitado el aguijón.

 

Independientemente de si le fue quitado o no, la respuesta que Dios le dio a Pablo sigue siendo una gran enseñanza. Bastarnos en la gracia de Dios significa que en nuestras fuerzas no podemos lograr mucho, pero que todo lo podemos si dejamos que él trabaje a través de nuestras debilidades. Por ello, también Pablo dijo:

 

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece

Filipenses 4:13

 

Es decir, ese dolor que no podemos superar por nosotros mismos, lo podemos dejar atrás cuando confiamos en Cristo, cuando dejamos que su poder trabaje en nuestras debilidades. El problema que aparentemente no tiene solución, la tiene en las manos del Todopoderoso. Esa área de nuestro carácter que no podemos controlar se perfeccionará en las manos de Dios por su gracia. ¿Queremos ser perfeccionados? Es tiempo de admitir que necesitamos que el poder de Dios trabaje en nuestras debilidades.

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