¿QUÉ PROVECHO PODEMOS SACAR DE LOS PROBLEMAS?
¿QUÉ PROVECHO PODEMOS SACAR DE LOS PROBLEMAS?
Creer
en Cristo y formar parte de la familia de la fe no nos hace inmunes a los
problemas. Siempre los tendremos en nuestras vidas por muchas razones, ya sea
por falta de fe, por tomar malas decisiones, o simplemente por el mundo tan
terrible en el que vivimos lleno de enfermedades, guerras y muerte. Todo ello
no proviene de Dios. Su Palabra es clara al decir que es el enemigo quien roba,
mata y destruye, por eso Jesús vino a resarcir eso trayendo vida, y vida en
abundancia (Juan 10:10).
Entonces,
los tropiezos y las tribulaciones serán parte de nuestra vida diaria (Lucas
17:1). La parábola de los dos cimientos nos enseña que lluvias, ríos y
vientos golpean de igual forma a quienes están fundamentados en la roca (Cristo)
que a quienes no se fundamentan en ella. La diferencia está en que solo los
primeros permanecen a pesar de esas adversidades, mientras que los segundos son
destruidos (Mateo 7:24-29).
Los
problemas, aunque disgusten, son una oportunidad de aprendizaje. Pero más allá
de esto, son el momento de probarnos a nosotros mismos, de saber qué tenemos
dentro, porque a través de ellos podremos saber si hemos desarrollado el fruto
del Espíritu Santo en nuestras vidas. Se puede reaccionar ante una adversidad
con ira, pleitos, disensiones y contiendas o con amor, gozo, paciencia,
templanza y mansedumbre. El problema será el mismo, pero depende de nosotros cómo
lo miremos y afrontemos. A veces es más la amargura y la angustia que uno
produce ante una situación que la adversidad en sí.
En lo cual vosotros os
alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe,
mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
1
Pedro 6:7
Este
pasaje nos enseña que las dificultades son una oportunidad para que nuestra fe
sea probada. No tanto por Dios, pues él ya sabe qué hay en nuestro corazón,
somos nosotros los que necesitamos ser probados para saber cuánto creemos en él
y en su Palabra. La Biblia nos enseña en Hebreos 6:12-20 que la fe y
paciencia son el medio para alcanzar las promesas que Dios nos ha reservado. Lo
más interesante de este pasaje, es que nos enseña que la esperanza está puesta
en un juramento que Dios mismo hizo con nosotros para cumplirnos y no en
nuestras fuerzas.
El Señor es mi ayudador;
no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
Hebreos
13:6
Debemos
aprender a mirar las adversidades como una oportunidad para demostrar al Dios
en el que creemos. Por muy grande que se vea el problema, no es el fin de la
historia, sino el arranque de una serie de milagros que podremos observar si lo
tenemos a él por ayudador. Así nos afirmamos en la promesa de que somos más que
vencedores por medio de Cristo, quien nos ha dado la victoria sobre la muerte y
sobre cualquier obra del enemigo (Romanos 8:28-37).
Por
eso la Palabra de Dios nos anima a que nos gocemos en las tribulaciones, porque
son una forma de adquirir paciencia (Romanos 5:3-5). Podemos encontrar
alegría en ellas porque nosotros conocemos que al final, si ponemos nuestra confianza
en Dios, veremos la victoria sobre cualquier afrenta que estemos viviendo.
Además, si la vida siempre fuera fácil, si siempre tuviéramos resueltos todas y
cada una de nuestras necesidades a la primera, tanto económicas como
emocionales, sería sencillo olvidarnos de Dios (Proverbios 30:8-9). Los
problemas nos recuerdan que no somos autosuficientes, sino dependientes de
nuestro Padre Celestial. Jamás olvidemos quién ha vencido, para que nosotros
tengamos paz:
Estas cosas os he
hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 16:33
Mary Carmen Olague
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